8 de marzo de 2021
El proceso de oración
Cuando miras retrospectivamente, ¿identificas ciertas conversaciones como las mejores de tu vida? Para mí, ha sido una gran bendición haber viajado por el mundo. Crecí, obviamente, en Australia, ahora vivo aquí en los Estados Unidos, y particularmente en los noventa, visité más de cincuenta países como autor y conferencista. Y de ese tiempo, vienen a mi mente algunas conversaciones magníficas. No obstante, la mayoría de mis mejores conversaciones han sido en oración. La mayoría de mis mejores conversaciones han sido con Dios, y es a eso a lo que te estoy invitando. Te invito a descubrirlo, a explorarlo. Me doy cuenta de que en este momento, eso puede aun parecerte imposible. Puede que todavía te parezca exagerado o inalcanzable, pero no te des por vencido. Persevera, porque si lo haces, si consolidas este hábito diario de la oración en tu vida y lo haces como lo hemos venido exponiendo en esta serie, tengo la certeza de que tendrás las mejores conversaciones de tu vida en oración, las mejores conversaciones serán con tu Dios. Y yo he tenido conversaciones grandiosas.
La oración debería ser así. Dios te conoce, conoce tu destino mejor que nadie en este planeta, y quiere sentarse contigo, soñar contigo y ayudarte a desarrollar el carácter, los valores y la virtud. Él conoce tus fortalezas y tus debilidades y mira las oportunidades que tienes ante ti y abre tus ojos a las posibilidades que aun no ves. Por eso me encanta el proceso de oración, porque te es accesible allí donde te encuentras, precisamente donde estás. Cuando comenzamos la serie, mencioné que toda travesía parte del punto en donde te encuentras. Y por eso es tan importante saber dónde estás hoy, ahora mismo. Un monje que lleva 75 años rezando puede utilizar el proceso de oración y tener una experiencia poderosa. Alguien que nunca ha rezado en su vida podría utilizar el proceso de oración y tener una experiencia poderosa. Piénsalo. Inténtalo de nuevo hoy. Dime si no es así. Se expande o se contrae según el punto en el que nos encontremos en nuestro peregrinar, y siempre desencadena una poderosa conversación entre tú y Dios. Y esa es la oración del corazón que estamos explorando juntos.